...el camino que lleva de vuelta a casa...

...érase una vez una habitación. Azul. Allí vivieron, murieron, crecieron y se cumplieron muchos sueños, promesas y deseos. La habitación azul es ese lugar que tenemos todos en alguna parte del mundo para escondernos, para escribir, para sentir o dejar de sentir, para recordar, para olvidar... y para volver a soñarlo todo...

...érase que un día, un rayo de luz alcanzó la habitación inundándola de nuevos colores, arrancando algún misterio, descubriendo nuevos rincones e iluminándolo todo. Aquella habitación, azul, que era y es de color azul, con tanta luz, pasó por un momento a ser de un color nuevo, casi mágico, que sólo me atrevo a describir como Ultravioleta. Este blog es el recuerdo de aquel momento, la suma de todos esos momentos... sed bienvenidos...

28 de agosto de 2009

Mis fotos favoritas I



Dos imágenes y toda una vida de por medio y entre tanto. Recuerdo mi vida en Gandía como una época mágica llena de gente que ahora son familia y recuerdos y lugares que no puedo dejar atrás. Gente que siempre apetece ver y de la que uno no puedo sino estar orgulloso, gente que quisieras no soltar nunca.
En una foto, el faro de Gandía invernal (nada que ver con la Gandía veraniega que la gente conoce y que no es tan romántica, ni tan pura), en otra, los tres componentes del piso. Miguel y yo adorando y comentando nuestra colección de cervezas, y Julia, preciosa como siempre: parece iluminada por el flash de una cámara, pero no os engañéis, la luz la lleva dentro.

17 de agosto de 2009

Te regalaba una luz




Te regalaba una luz,
y tú, impasible, no decías nada.
Prefieres el silencio de los abrazos,
-decías,-
pero te alejabas y mirabas firme un horizonte
que yo no veía.

Te regalaba una luz,
y se te escapaba de las manos,
temblorosas y ásperas,
firma de tu insomne mente
que no descansa,
y no quiere besos ni golpes.

Te regalaba una luz,
y tú me mirabas,
como en los otros sueños,
como quien mira la vida
sin comprender nada
y protegías tus labios
de cualquier sonrisa,
que pudiera escaparse
impertinente,
y te turbara o delatara.

En el sueño te iluminaba,
frágil luz que apenas duró un instante.
Justo lo que tardaste en salir,
mientras se me erizaba toda la piel,
por la puerta.

14 de agosto de 2009

Rodeando el mundo con mis brazos

Cada noche, tarde
o de madrugada,
sueño que viajo solo
en la penumbra de muchos recuerdos
que marcan siempre el camino
de regreso a casa.

Me he perdido muchas veces,
y muchas veces he corrido buscando
el infinito etéreo,
la conciencia caduca de que no fui yo
quien cayó a tus pies
rendido de vuelta a mi Ítaca.

La vuelta a casa siempre
me fue más fácil;
recordar lo olvidado
me devuelve el dolor de lo que perdí
y el vacío llena la ausencia
de tu mano,
caliente sobre mi mano.
Mano serena sobre mano que cruje.

Hoy, solitario de nuevo,
he visto en un escaparate
tu reflejo, o el reflejo de alguien
que me ha recordado mucho a ti.
Quizá sólo sombras,
quizá tus sombras.

He intentado tantas veces
rodear el mundo con mis brazos,
que una vez más no me hará daño:
Esta noche te llevo conmigo.
A ti o a tus sombras.