...el camino que lleva de vuelta a casa...

...érase una vez una habitación. Azul. Allí vivieron, murieron, crecieron y se cumplieron muchos sueños, promesas y deseos. La habitación azul es ese lugar que tenemos todos en alguna parte del mundo para escondernos, para escribir, para sentir o dejar de sentir, para recordar, para olvidar... y para volver a soñarlo todo...

...érase que un día, un rayo de luz alcanzó la habitación inundándola de nuevos colores, arrancando algún misterio, descubriendo nuevos rincones e iluminándolo todo. Aquella habitación, azul, que era y es de color azul, con tanta luz, pasó por un momento a ser de un color nuevo, casi mágico, que sólo me atrevo a describir como Ultravioleta. Este blog es el recuerdo de aquel momento, la suma de todos esos momentos... sed bienvenidos...

11 de septiembre de 2009

El mejor lugar para vivir


Hoy he vuelto a mi verdadero trabajo. Los niños han llenado las clases de ruido, olores, sabores, sensaciones, alegría, llanto... y aunque nosotros llevamos trabajando desde el 1 de este mes, se puede decir que es solamente una especie de burocrático trámite que hay que cumplir antes de ser "verdaderamente" profesor de infantil.

Me encanta. Estoy enamorado de mi trabajo. Y de mis niños, los que llevé el año pasado y tengo la suerte de acompañar este año.

Y la vuelta a clase ha venido con muchos besos, abrazos y detalles. Esos pequeños detalles que nos dan la vida. Y entre esos detalles: me han regalado una camiseta con tanto cariño y buen gusto que ha pasado a mis favoritas desde el mismo momento que me la he puesto (hoy mismo), un llavero que ya cuelga de mis bolsillos a todas horas, bolígrafos, aceite...

Y el regalo que quiero compartir esta noche. Una niña, especial como pocas, se ha pasado el verano diciéndole a sus padres cada vez que veía el castillo de Disney que "ahí es donde vive su profe Simón", cada vez, y las muchas veces que lo ha visto.

Y ni ellos, ni yo hemos encontrado explicación al porqué de sus imaginaciones. No recuerdo que el año pasado les dijera que vivo en un castillo, pero me ha encantado. Su regalo ha sido hacerme príncipe, o rey, o cuanto menos dueño y ocupante de un lugar de sueños y magia, y eso me recuerda que ser profesor de niños de tres y cuatro años, además de ser educador de normas y enseñante de conceptos es la de ser creador de magia, ilusionista, escritor, cuentacuentos, psicólogo, médico, y un sinfín de trabajos, unos catalogados y otros no, de los que me siento orgulloso.

Esta noche me voy satisfecho y feliz a la cama, no me puedo imaginar un trabajo mejor, y no me puedo imaginar un mejor lugar para vivir, en la mente de una niña tan dulce, que un castillo tan bonito, tan irreal, tan feliz, como yo esta noche, ya lo he dicho.

7 de septiembre de 2009

Hermanos de Vida: I

Me apetece, en este blog, hablar de mi, de vez en cuando y sin cansaros, pero me apetece también hablar de otra gente, de lo que significan para mi, de cuánto los extraño o cuánto me gustaría decirles tantas cosas que muchos no llegarán ni a saber...
A veces, la vida, el destino, dios, o quiera llamarlo cada uno como quiera, natural o sobrenatural, casualidad o causalidad, encontramos personas en nuestro camino especiales. Amigos del alma, que solemos decir, íntimos, confidentes, casa y refugio allá donde estén, ya me entendéis... a mi, me gusta llamarlos "hermanos", “hermanos de vida” para ser más completo y concreto. Y si tener uno es suerte y riqueza, yo soy multimillonario, soy el Bill Gates de los amigos, porque si en cien reencarnaciones más, tuviera los amigos-hermano que tengo ahora me seguiría sintiendo afortunado cada día.

Comienza la primera historia;

Recordaré siempre la última semana del verano de 2009: intensa, vivida, trabajada y trabada a ratos. La recuerdo perfectamente por cuánto viví y sentí, y porque no fue hace mucho. De cualquier forma, pasé todas las noches, entre cerveza y cerveza escribiendo en este blog de manera imaginaria, escribiendo en mi mente lo que me hubiera gustado escribir aquí y pensando que un día lejano, me gustaría volver a leer y re-sentir de nuevo.

En la última semana de agosto de aquel año; estuve con mi ahijada a la que adoro muchas veces, volví a ver a L. después de mucho tiempo y como si no hubieran pasado ni dos tardes. Conocí a L.D. y me hice fan suyo (y de su madre). Vi a E. por la calle y mi corazón no sintió dolor por primera vez sino que sólo sentí amor y gratitud. Me encontré a M.A. pero ella no me vio y seguía como siempre. Hablé con P. y le abrí de nuevo las puertas que siempre ha tenido abiertas y cené con P. con quien me sigo sintiendo unido y familia, y así será siempre, de ello estoy seguro.
En esa semana viví toda una feria de 7 días, quité mi adorada habitación de toda la vida y puse otra con mis propias manos y sudor, volví a mi segundo hogar durante un precioso rato en el que acompañé a mi mejor amigo en el aniversario de la muerte de su padre. Me despedí de mis padres y admiré todavía más a mi padre al acompañarlo a su segunda sesión de quimioterapia de mi padre, de la que salió feliz y bailoteando.
En la semana, salí con J y D. de fiesta el sábado (lo echaba tantísimo de menos), fumé, me ilusioné con un proyecto en el que podemos hacer mucho bien, lloré un par de veces y reí con ganas cientos de ellas, me sentí libre, y reté a mi hígado a un duelo a muerte del que me siento vencedor… esa semana me sentí vivo, vivo y en casa.

Y todo, cada momento, fue especial en mucha parte, gracias a mi hermano de vida José Toldos, que no sólo ahogó su hígado junto al mío, sino que también estuvo en todos los momentos de la semana.
En verdad José es así. De él se puede decir, que siempre está y siempre ha estado: Taizé, Ahab, La Marina, Pascuas, Comunidad, cada noche de sábado y cada vez que le he llamado. Vino a Gandía, vendrá a Granada y serán pocos los momentos importantes en que lo echaré de menos, esa es mi seguridad, porque él siempre está.
Podría contaros que la primera de aquellas noches de la semana nos brillaban los ojos de tanta magia en el ambiente, que hablamos de los regates de la vida, de los terribles “adiós” en nuestras vidas que ni él ni yo hemos sabido despedir del todo, y que aquella noche fue una de las mejores… podría deciros que es un tipo peculiar, que le gusta discutir y llamar a las cosas con otro nombre porque siempre está en camino, podría deciros que es especial y que lo quiero, que se merece mi primer post “Hermanos de Vida”, y muchas cosas más, pero si lo conocéis, por poco que así sea, sabéis que me quedo corto, y por eso, cada momento que no lo tengo, aunque sean pocos, siempre lo estoy echando de menos.

28 de agosto de 2009

Mis fotos favoritas I



Dos imágenes y toda una vida de por medio y entre tanto. Recuerdo mi vida en Gandía como una época mágica llena de gente que ahora son familia y recuerdos y lugares que no puedo dejar atrás. Gente que siempre apetece ver y de la que uno no puedo sino estar orgulloso, gente que quisieras no soltar nunca.
En una foto, el faro de Gandía invernal (nada que ver con la Gandía veraniega que la gente conoce y que no es tan romántica, ni tan pura), en otra, los tres componentes del piso. Miguel y yo adorando y comentando nuestra colección de cervezas, y Julia, preciosa como siempre: parece iluminada por el flash de una cámara, pero no os engañéis, la luz la lleva dentro.

17 de agosto de 2009

Te regalaba una luz




Te regalaba una luz,
y tú, impasible, no decías nada.
Prefieres el silencio de los abrazos,
-decías,-
pero te alejabas y mirabas firme un horizonte
que yo no veía.

Te regalaba una luz,
y se te escapaba de las manos,
temblorosas y ásperas,
firma de tu insomne mente
que no descansa,
y no quiere besos ni golpes.

Te regalaba una luz,
y tú me mirabas,
como en los otros sueños,
como quien mira la vida
sin comprender nada
y protegías tus labios
de cualquier sonrisa,
que pudiera escaparse
impertinente,
y te turbara o delatara.

En el sueño te iluminaba,
frágil luz que apenas duró un instante.
Justo lo que tardaste en salir,
mientras se me erizaba toda la piel,
por la puerta.

14 de agosto de 2009

Rodeando el mundo con mis brazos

Cada noche, tarde
o de madrugada,
sueño que viajo solo
en la penumbra de muchos recuerdos
que marcan siempre el camino
de regreso a casa.

Me he perdido muchas veces,
y muchas veces he corrido buscando
el infinito etéreo,
la conciencia caduca de que no fui yo
quien cayó a tus pies
rendido de vuelta a mi Ítaca.

La vuelta a casa siempre
me fue más fácil;
recordar lo olvidado
me devuelve el dolor de lo que perdí
y el vacío llena la ausencia
de tu mano,
caliente sobre mi mano.
Mano serena sobre mano que cruje.

Hoy, solitario de nuevo,
he visto en un escaparate
tu reflejo, o el reflejo de alguien
que me ha recordado mucho a ti.
Quizá sólo sombras,
quizá tus sombras.

He intentado tantas veces
rodear el mundo con mis brazos,
que una vez más no me hará daño:
Esta noche te llevo conmigo.
A ti o a tus sombras.