Cada noche, tarde
o de madrugada,
sueño que viajo solo
en la penumbra de muchos recuerdos
que marcan siempre el camino
de regreso a casa.
Me he perdido muchas veces,
y muchas veces he corrido buscando
el infinito etéreo,
la conciencia caduca de que no fui yo
quien cayó a tus pies
rendido de vuelta a mi Ítaca.
La vuelta a casa siempre
me fue más fácil;
recordar lo olvidado
me devuelve el dolor de lo que perdí
y el vacío llena la ausencia
de tu mano,
caliente sobre mi mano.
Mano serena sobre mano que cruje.
Hoy, solitario de nuevo,
he visto en un escaparate
tu reflejo, o el reflejo de alguien
que me ha recordado mucho a ti.
Quizá sólo sombras,
quizá tus sombras.
He intentado tantas veces
rodear el mundo con mis brazos,
que una vez más no me hará daño:
Esta noche te llevo conmigo.
A ti o a tus sombras.
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