...el camino que lleva de vuelta a casa...

...érase una vez una habitación. Azul. Allí vivieron, murieron, crecieron y se cumplieron muchos sueños, promesas y deseos. La habitación azul es ese lugar que tenemos todos en alguna parte del mundo para escondernos, para escribir, para sentir o dejar de sentir, para recordar, para olvidar... y para volver a soñarlo todo...

...érase que un día, un rayo de luz alcanzó la habitación inundándola de nuevos colores, arrancando algún misterio, descubriendo nuevos rincones e iluminándolo todo. Aquella habitación, azul, que era y es de color azul, con tanta luz, pasó por un momento a ser de un color nuevo, casi mágico, que sólo me atrevo a describir como Ultravioleta. Este blog es el recuerdo de aquel momento, la suma de todos esos momentos... sed bienvenidos...

10 de mayo de 2010

Cuento del niño que comía azúcar




Me encanta este cuento: Lo escuché hace ya un par de años y me lo sigo contando con asiduidad para que no se me olvide.


-Una mujer viuda recorrió dos días de camino junto a su hijo para poder ver a Gandhi.

Tras horas de largas colas y de esperar para estar frente a él, finalmente llegó su turno. Gandhi le preguntó qué quería y la mujer le pidió que consiguiese que su hijo dejase de comer azúcar puesto que a ella no le hacía caso y estaba convencida que si él se lo pedía su hijo obedecería.


Tras meditar unos minutos, Gandhi le contestó: traiga usted otra vez a su hijo dentro de dos semanas.


Dos semanas más tarde la mujer volvió con su hijo tras otro largo y dificultoso viaje. Gandhi se volvió y le dijo al niño: “deja de comer azúcar”.

La mujer, muy sorprendida, le preguntó: ¿por qué tuve que esperar dos semanas para qué usted le dijese eso? ¿Acaso no podía habérselo dicho hace quince días? ¿no podría haberme ahorrado tan lastimoso y largo viaje?

Gandhi le contestó: no, porque hace dos semanas yo también comía azúcar.

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